Zidane se movía con la armonía de un solo ser con el balón. Cada gesto suyo era pura maestría y clase suprema, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran milimétricos, como pinceladas https://alyssabnhw710611.onzeblog.com/38687741/causas-y-consecuencias-del-cabezazo-de-zidane