Zidane se movía con la gracilidad de un bailarín. Con deslumbrante maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran milimétricos, como pinceladas magistrales en un https://deannatqoc628579.blogunok.com/38725630/quĂ©-dijo-materazzi-del-cabezazo-de-zidane